fotografía rafael villar
Viernes, 5 de junio de 2015
Toros de Victorino Martín
Manuel Jesús "El Cid", único espada

Querer y no Poder.-

¿Llegó el Cid a querer triunfar en algún momento de la tarde?, debemos suponer que, si se encerró con seis victorinos, es porque deseaba el triunfo. La realidad fue que no llegó a estar, en ningún momento, a la altura de las circunstancias.

Los órdagos hay que echarlos cuando se está en plenitud, sobre todo físicamente, pues es básico para poder reaccionar satisfactoriamente en lo sicólógico.

Al Cid le faltaron estas dos actitudes pues desde el primer toro, si cabe el más manejable, la cosa se le fue de las manos, alejándose del triunfo según avanzaba la tarde, como sería el asunto que la corrida duró menos de dos horas.

¿Hasta cuándo seguirán tanto toreros, como empresarios, dando la matraca con tardes infumables de un único torero? La realidad de las encerronas es que suelen ser un pestiño, que cansan sobremanera al aficionado y terminan por llevar al torero al sicólogo, maltratado por los toros y por el público.

Los toros de Victorino, descastados, dejaron un mal sabor de boca, sin clase, flojos, barbeando las tablas...¡y el ruedo lleno de almohadillas!

Junio 2015
Fdo. Rafael Villar Moyo

 

Recibiendo el ánimo del público

El 1º con las manos por delante

Bonita chaquetilla la que lució Juan Bernal

Comenzando la faena

Derechazo

Natural 

Desplante

Pero aquí comenzó el calvario...

Poniéndo en suerte al 2º de la tarde

Por el pitón derecho...

...el toro se revolvía

Por el pitón izquierdo no entraba

Macheteo por bajo antes de entrar a matar

El Cid se estiró en las verónicas de recibo al 3º

Poniéndo a "Platirrino" en la jurisdicción del picador

Iniciando la media verónica

El 3º lo brindó al público

Consiguiendo algún natural

Con la cara alta

Costó matar

Lances de recibo al 4º, no hubo variedad

Tampoco hubo variedad en los quites

David Saleri, uno de los sobresalientes, fue aplaudido en este quite al banderillero

El Cid no se acordó de los sobresalientes

En el 4º ya se le notaba fatigado

La suerte de matar se hacía cada vez más cuesta arriba

Al 5º lo pasaportó en un santiamén

Tito Sandoval llamando al impresionante 6º

Con el que verificó una buena vara

A estas alturas de la tarde El Cid ya estaba roto y descolocado

La mirada perdida...

...como la tarde

 

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Autor: rafael villar moyo
rvmoyo@gmail.com