fotografía rafael villar
04 de mayo de 2016
Plaza de Toros de Toledo
Clase práctica de la escuela taurina Domingo Ortega 

El Arte de la Tauromaquia

Siempre me he preguntado que hubieran hecho los americanos del norte con la memoria de héroes del calado de Don Blas de Lezo, Don Gonzalo Fernández de Córdoba, Don Álvaro de Bazán, Don Pelayo, Don Cosme Damián Churruca, Don Federico Gravina o el más cercano en el tiempo Don Ángel Sanz-Briz, entre muchos otros.

Los franceses seguro que los tendrían reunidos en el gran mausoleo que es el Panteón parisino, para su mayor loa y gloria.

Aquí, enestepaís, en nuestra querida España, la memoria, incluida la histórica, los tiene proscritos y olvidados en ese lugar entre el cielo y el infierno llamado limbo, una pena.

El mismo planteamiento de ficción histórica me hago en relación con la extraordinaria Fiesta de los Toros; ¿qué hubiera pasado si los americanos del norte hubieran sido los hacedores del invento de esto de torear y matar toros a espada?, pues muy probablemente habrían elevado el ARTE de la Tauromaquia a las más altas cumbres de la cultura, siendo admirado por el mundo entero como algo sublime, único y magistral.

Hollywood habría dejado de hacer películas de vaqueros, para dedicarse a cantar y fabular a los héroes que día a día se enfrentan a la muerte vestida de negro toro; los premios cinematográficos no llevarían el nombre del tío Oscar, si no el del equivalente a Paquiro o a Pepe Hillo nacido en el medio oeste americano.

Si esto de torear y matar toros a espada hubiera sido costumbre del mundo anglosajón, es más que probable que por la 5ª Avenida o por Washington Bulevar, pudiéramos ver a las gentes paseando con la montera calada hasta las cejas, en vez de con gorras de béisbol con la visera a la espalda. El inmenso campo que separa Nueva York de Los Ángeles, estaría plagado de multitud de ganaderías y encastes del hermoso toro bravo, preservando el legado genético de la bravura, que por otra parte sería mostrada sin cortapisas en múltiples plazas de toros, para deleite del paisanaje propio y foráneo.

Los franceses lo de la tauromaquia lo tienen bastante claro, pues lo consideran un patrimonio intocable e irrenunciable, estando en continuo crecimiento de aficionados y seguidores en general.

Sin embargo aquí, enestepaís, en nuestra querida España, donde estamos encantados de conocernos, unos grupúsculos que se van convirtiendo en horda por el buen hacer del lobby animalista (todo por la pasta) y por la ignorancia, la incultura, el servilismo y la cursilería de lo esnob y demás gilipolleces, están con el acoso y derribo jugando a cargarse primero a la industria y luego a la propia cabaña brava, llevando como bandera el refrán de muerto el perro se acabó la rabia.

Pero el ataque al acervo ancestral del Arte de la Tauromaquia no es prerrogativa única de la horda animalista. Ahora parece ser que Goya era anti taurino, y lo más aberrante de esto es que no lo afirma cualquier indigente intelectual blandengue de mente, lo dice la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y se quedan tan panchos…y aquí no pasa nada y nadie pone el cargo a disposición después de tal aberración y patada en el trasero, por no decir en las gónadas, a uno de los más grandes de las Bellas Artes españolas, que no es otro que Don Francisco el de los toros.

A los organizadores del evento, algo llamado Capital Animal, promovido por la Sra. alcaldesa de Madrid, demócrata donde los haya en defensa de la libertad de elegir, veáse la escuela taurina de Madrid, hasta puedo llegar a entenderlos, pues cobran por atacar indignamente al bello Arte de la Tauromaquia, pero a lo que no llegan mis entendederas, cada vez más atónitas y ahítas de escuchar sandeces un día sí y el otro también, es que los señores académicos (pincha en este enlace para conocerlos), personalidades de reconocido prestigio intelectual, se hayan dado a este estúpido juego de rebajar, por mor de los tiempos, la memoria de Goya a los albañales de la razón y del conocimiento.

Si a la horda anti taurina le sumamos los académicos de bellas artes y la gran mayoría de los políticos, el mal que puedan hacer al Arte de la Tauromaquia se queda en aguas de borrajas comparado con el que a diario le hacen los propios taurinos, sí, esos que viven de esto son los que se van a cargar el tinglado, pero esta historia la dejo para otra ocasión.

Todo esto viene a cuento porque entre unos y otros van a quitar la ilusión de los muchos chavales que piensan, sienten y viven el toreo con pasión inusitada, como he podido comprobar en la clase práctica que el maestro Joselito de Vega, de la escuela taurina de Toledo, ha dirigido en el incomparable marco de la plaza de toros de Toledo, organizada por la peña taurina El Trapío, en su labor de difusión del Arte de la Tauromaquia.

 Toledo, mayo de 2016
Fdo. Rafael Villar Moyo

  

 

 

 

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Autor: rafael villar moyo
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